La polémica en torno a las declaraciones de su protagonista, la latina Rachel Zegler, y el reemplazo de actores por tecnología para recrear a los enanos, marcan el estreno de la nueva cinta de Disney

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Los tintes de wokismo de la nueva versión de Blancanieves le está costando a Disney unos cuantos dolores de cabeza. Lo que comenzó con un comentario reivindicativo de Rachel Zegler, la protagonista, sobre el nuevo papel de la mujer en la era actual, se ha ido convirtiendo en una polémica considerable que podría dañar el desempeño de la cinta en taquilla a nivel mundial. Se estrena en siete días en Estados Unidos, el 21 de marzo, con una latina haciendo de la que solía ser una princesa “tan blanca como la nieve”, empoderada y sin necesidad de que la salve ningún príncipe, y con los siete enanitos generados por ordenador en lugar de recurrir a actores de carne y hueso.
Cuesta encontrar referencias a la película en redes donde no se haga mención a esa nube negra que se ha ceñido sobre la versión live action del clásico de Disney de 1937, el primer largometraje animado en la historia de los estudios. Han circulado rumores incluso sobre la presunta tensión entre Zegler, la actriz de origen colombiano, y Gal Gadot, metida en el rol de la reina malvada del cuento, por sus distintas posturas sobre la guerra en Gaza.
Sin embargo, ambas presentaron juntas un Oscar el pasado 2 de marzo y estarán presentes en la premiere de Los Angeles del domingo. Eso sí, será un estreno de bajo perfil para una producción de semejante magnitud, sin presencia de prensa para entrevistar al elenco y acceso solo para los fotógrafos.
Disney confía en que la película sea un éxito sonado en taquilla tras invertir 208 millones de dólares en ella. Y tuvo claro el plan desde el principio: presentar una versión moderna de Blancanieves, pero respetando el ADN del personaje, como explicaba en una entrevista el propio director, Marc Webb. “También surgió la oportunidad de volver a contar la mitología para reflejar la época en la que vivimos, y creo que todas las buenas historias evolucionan con el tiempo”, añadió. “Se convierten en reflejos del mundo en el que vivimos y, hasta cierto punto, de lo que queremos que sea”.
Encaja con lo que le dijo Zegler a Variety en 2023. “El príncipe no la salvará. No soñará con el amor verdadero. Sueña con convertirse en la líder que sabe que puede ser”, dijo la protagonista de la West Side Story de Steven Spielberg sobre la Blancanieves en la que tanto cree. “Hay un gran enfoque en su historia de amor con un chico que la acosa. Es raro. Así que no hicimos eso esta vez. Me daba miedo la versión original. Creo que la vi una vez y nunca más la volví a ver”.
Tampoco ha sentado bien en algunos círculos hollywoodienses que se reemplazara a los actores seleccionados inicialmente para encarnar a los enanos por imágenes generadas por ordenador. “Literalmente sin ofender a nadie, pero me quedé un poco desconcertado… estaban muy orgullosos de elegir a una actriz latina como Blancanieves, pero aún así estás contando la historia de Blancanieves y los siete enanos”, criticó Peter Dinklage, el actor enano de Juego de tronos. Siente que en ese sentido no se ha hecho avance alguno. Blake Johnston, otro actor, indicó que “hay cantidad de actores enanos ahí fuera que hubieran matado por un papel así”.
Todo ello en plena campaña de la administración Trump de acabar con las iniciativas DEI (programas de diversidad, equidad e inclusión) como parte de los esfuerzos de Elon Musk de recortar el presupuesto gubernamental. Esa guerra contra el wokismo de una parte del electorado parece más encarnizada ahora que nunca en EEUU, algo que le puede costar dinero a Disney en concepto de taquilla. Ya lo sufrió en sus propias carnes al decantarse por una actriz negra, Halle Beirey, para dar vida Ariel en la versión live action de La sirenita. La lluvia de críticas entonces fue monumental.